lunes, 9 de mayo de 2011

Un sueño para mi

Anoche tuve un sueño, anoche me he enamorado de algo que no fue real, pero desperté con una felicidad innata en mí, aquella que hace sonrojar nuestras mejillas y nos hace sonreír hasta cansarnos, que nos hace despertar con mucho ánimo, con ganas de continuar con nuestro día; pero no fue sino hasta después de levantarme de la cama que mis labios comenzaron a relajarse y continuar viviendo su vida diaria que me pregunté: ¿Por qué debía sentirme felíz de soñar con el amor?
No fue sino un sueño insignificante que me trajo la respuesta a mis labios, y era “NO LO SÉ”. Quizás sea una necesidad imperiosa de cada ser humano de amar y ser amado, pero aquello me hizo sentir algo especial que jamás había sentido, una sensación de calidez interna, de agasajo infinito, de confusión y entendimiento al mismo tiempo, lo que aquél insignificante sueño me hizo sentir, es inexplicablemente sórdido.
Creí conocerme, creí saber lo que quería y lo que esperaba de la vida, pero estoy desconcertado, y es increíble que esto lo haya causado un insignificante sueño. Aún más, queda en mi mente cada detalle de aquél sueño, y lo peor es que cada vez que lo recuerdo, vuelvo a sonreír y ser feliz.
Quizás me esté volviendo loco, quizás mi inconsciente me está jugando una mala pasada, o el inconsciente colectivo me ha impregnado interminablemente de insignificancias. 

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