domingo, 4 de noviembre de 2012

Procesos

Solsticio en proceso, mientras el sol brilla en su mayor esplendor, lentamente el espacio se reduce a la espera, a un gesto, a un si, a un no. 
Corrientes nocturnas que progresan durante el día, la espera lentamente se desvanece, los cuerpos materiales jamás se hacen presente, el equinoccio presenta su omnipotencia en el interior, las palabras ya no se escuchan, solo el silencio que se hace presente, que espera por el sonido correcto que encienda los sentidos. A pasos lentos los rayos del sol dejan de iluminar el silencio, la luna tan presente se reúne con el y acuerdan una cita, que llevarán a cabo, y la espera continúa, lenta y desastrosamente.
Labios resecos que desean humedad en medio de un acuerdo, la luna y el sol siguen en su reunión y ambos aguardan el final de la espera, mientras los labios se deshidratan y la mente se mantiene en estado de letargo.
Finalmente llega un ente, la espera ha finalizado, labios en forma de sonrisa, ojos que buscan engendrar la felicidad, las manos por fin logran regocijarse en el cariño, cariño que se entrega a diario, que no es restituido, que no es reintegrado pues no es conocido. Las palabras viajaron a sus oídos mientras se encontraba en estado de detención, así es que continuaron su camino y se alejaron, se esfumaron, desvanecidas en el mundo.
Mi espera ha finalizado, mis ojos se han regocijado, mientras se aleja el ente se aleja también el sol, la luna permanece, y el cuerpo se prepara para un nuevo día, un día más de espera y silencio.

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