domingo, 8 de septiembre de 2013

Energía

Estoy tan lleno de energía de vida que duele. Tengo tanto que decir que mi garganta se cierra y las palabras se quedan atoradas en algún lugar entre mi estómago y mis pulmones. Tengo tantos sueños que mi cabeza no entiende ni divisa la realidad externa. Tengo tanto dentro, tanto que se acumula, tanto que duele, duele el corazón, el estomago, la cabeza. El aire a mi alrededor es denso, es oscuro, está falto de vida.
Tengo tanta vida, tengo tantas, tengo tantos meses, tengo tantos planes, tengo tanto tanto tanto y no queda nada, me desespero, la respiración se torna difícil. Todo lo he perdido, porque tengo tanto pero hay cosas que ya perdí, y que quiero de vuelta, y que nunca voy a tener. 
He pasado mi eternidad finita en un lugar tan oscuro, que aún la misma felicidad se digna a aparecer por ratos tan estrechos, tan cortos, tan mínimos y desaparece, y yo permanezco en ese estado eterno del que no sé salir. 
Oprimo cada uno de los puntos a los que destino aquellos que alejo con velocidad máxima. Todo enardece la vida, todo se oculta tras mis trincheras. Mi voz tiene tanto brillo, que alumbra aún en esa oscuridad, las palabras son mis espadas, ellas fortalecen cada una de mis debilidades externas, las internas se debilitan a cada segundo, pero el enemigo no las conoce, ni siquiera yo les conozco. 
Estoy tan lleno de vida, y el tiempo es tan corto. Estoy tan lleno de tanto que el todo se absorbe dentro de de esta oscuridad, dentro del vacío. Son las penas las que sofocan la vida mía, pero son ellas las que me absorben y me dirigen en una creatividad absoluta, y puedo sumergirme por horas, por días, por semanas completas. Cada día algo en mi se acaba, algo en mi se apaga, algo en mi cambia. Cada día algo en mi crece, cada día algo en mi se retrae, algo en mi aparece y desaparece. Mi mente parece cielo en día de tormenta, se deja llevar por horas, la oscuridad desvanece todo, y pequeños pedazos de ideas caen constantemente.
Estoy tan lleno de energía que me alejo para poder controlar aquel poder interno. Tengo la necesidad de esconderme de todo aquél que pueda alimentar aquello energía, porque cuando se desata caigo al suelo, y no logro detener el proceso; ella acaba conmigo.
Las sombras recorren cada cuarto, cada cuento, cada escrito, cada poema, cada historia, cada vida mía. La luz siempre esquiva, se asombra cuando me encuentra impávido, deseoso de vida, ávido de locura. La locura es un estado en el que habito de Viernes a Domingo, un estado inconcluso, dañino, perfecto y total.
Estoy tan lleno de energía, que lo sé, un día ella acabará conmigo.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Sueños inmóviles

Cada pedazo de verdad impactando tiernamente cada espacio del cuarto cerrado. En cada espacio vacío un estante que ayuda a separar cada todo en su lugar. Un diamante que se mantienen en posición para poder llevar a cabo cada esperanza programada en el camino. Un hechizo que se ha dispuesto para poder lograr una idea, un deseo.
Se destruyen en sólo segundos los cimientos atisbados de un sueño, de una idea preconcebida que nunca tuvo razón de ser y jamás lo tendrá. Un sueño, una canción, una tormenta prometida y encadenada a existir por siempre como un recuerdo de aquellos sueños. 
Cuerdas de una guitarra que por dentro parecen describir una historia aún mas profunda que el corazón mismo. Una maraña de palabras necias que se mezclan lentamente con la realidad que se acaba al comenzar una nueva oración. Los sentimientos ebullen a cada segundo, continúan esparciéndose con mayor rapidez, las palabras comienzan a tomar forma, nombres, deseos, lugares, horas, números. Observo, leo y calculo, me vuelvo inconsciente e inconsecuente, no puedo dejar de establecer patrones y de proyectar, lo intento, pero no puedo.
La oscuridad una vez más es parte del cuarto, el silencio torna en torno a una pantalla fría, una hoja sin razón, una mano erguida al viento, el humo del cigarro. Los contornos se vuelven filosos, la sobriedad parece desaparecer, la ebullición se produce en segundos, el volar parece el estado último.
Frente al espejo se presenta un personaje totalmente ajeno, con ojos cansados y labios secos, me pregunta sobre conceptos desconocidos, mi cuerpo se congela por horas, y me sacudo de un lado al otro. Los sueños se protegen de mi, se esconden, el espejo les da seguridad.
La luna se convierte en sol, alumbra todo, una canción se encarga de oscurecer todo aquello que ha sido puesto a prueba. Al final del camino encuentro una voz, me llama con seguridad, es hora de unirme a un encuentro.
Mis pasos lentos se dirigen hacia destellos de luz, se encuentran con miradas, incomodidad, muerte. Sonidos nocturnos que se convierten en la melodía del cuerpo y que acompañan a mis manos hacia el infinito para poder permanecer por mucho tiempo más. Mi cuerpo posee un hechizo, las formas cambian y se encargan de perecer en estado de sombra. Un sueño que se mantiene despierto, en la oscuridad, y salgo con un cigarro a su encuentro, me mira directamente, desafiante me indica el camino. Mi cuerpo no puede, no quiere, permanezco inmóvil y distante, por horas, por horas, por horas. Más formas rodean mi cuerpo, ni puedo evitarlo, la locura se mantiene en constante actividad en mi cerebro, intento hacerle desaparecer, pero en el camino desaparezco yo.
En un sillón cuento uno a uno los errores, las oportunidades, las miradas y las palabras, es hora de dormir y encontrarme con aquellos sueños inmóviles.


lunes, 2 de septiembre de 2013

Cambio de piel

Estaba buscando una razón para poder mutar, para poder intercambiar el conocimiento del mundo con el mío propio, y de cambiar la piel y renovar las energías que quedan atrás, aquellas que se vuelven una carga al camino. Mis ojos cansados buscaban una razón para poder sonreír, para poder entender un sentimiento poco diáfano, un tanto distorsionado, muy disuelto en el tiempo. Al final de los días parezco haber encontrado algunas de las piezas que perdí en el camino.
Una celebración que permitía a mi cuerpo permanecer en un estado más catatónico que de movilidad absoluta, un par de invitados primarios y secundarios que embellecían cada segundo de la noche fría que me entregaba la ciudad sostenida por pilares de fiesta. Un cuento que se enredaba en mi oreja, un canción que nacía desde lo más profundo de mi garganta, la canto y el mundo se detiene, mi cuerpo encuentra su camino en la evidencia absoluta.
Los pasos me elevan por encima del agua, por encima de aquellos seres humanos atrincherados en un galón húmedo y vacío, el show ha acabado. Los personajes primarios me acompañan en mi hazaña nocturna, otros esperan por mi presencia, ya no somos los mismos.
Una espera que renueva energías, conversaciones que comienzan a tomar caminos sin recorrer, extrañados y sencillos, amor por la belleza del cuerpo. 
Años y amores, credos y estruendos, la lluvia deja de caer y estampidos de personas se escuchan en la calle, por fin es hora de seguir el camino. 
Invitaciones, agradecimientos, abrazos y palabras vuelan y se van, miradas discretas que dejan sentimientos inconclusos e invitaciones secretas y amadas. El tumulto una vez se hace parte de la noche. Manos que se entrelazan y descubren la libido que había permanecido oculta por horas eternas, los minutos pasan rápido y personajes nuevos llegan a cubrir y reemplazar a aquellos que se alejan. La noche llega a su término y mis deseos nuevos se acomodan en un lugar en el que puedan ser visibles por el resto de la re-estructuración.
La mañana llega con violencia, el sol cubre parte de mi calma taciturna, y despierto al día, buenos días día, buenos días sol.
Las horas transcurren con rapidez incansable, el resto de los planes no se hacen esperar.
Son cientos las formas en que la inmaculada verdad se presenta ante mi, elijo y pruebo y decido continuar, mi mente comienza a viajar con mayor velocidad que mi cuerpo. 
Diez, veinte, treinta nuevos personajes llegan a mi lado, risas e ideas y palabras y estamentos se presentan con tanta veracidad que es imposible compartirlos a todos, decido esconderme por unos segundos. 
Manos violentas y extasiadas me incitan a ser parte de un encuentro nocturno único, yo acepto la propuesta. Cuánta maravilla en el acto de romper reglamentos y estamentos establecidos por normas sociales crónicas, cuanto placer escondido tras cada luz que destella mi cuerpo. Mi cuerpo se funde entre la oscuridad infinita en la que me veo envuelto y los destellos de luz que se apropian de aquellos rincones mágicos de mi anatomía, pura excentricidad. Monitoreo los procesos múltiples y encandilo a los invitados espías. Todo es sonrisas y promesas, todo es secretos y complicidad, yo no soy yo sin ser tu conmigo, soy yo cuando la soledad y la oscuridad me funden, entonces mi estado ominoso recurre a mi y soy yo. 
Las líneas rectas y sin forma son expuestas ante la luz y la oscuridad, miles de miradas e invitaciones, yo acepto las diferencias y las reglas, yo entiendo y pretendo, yo encuentro y deshago, yo profeso.
La noche llega a su fin, y algunos labios encuentran su camino hacia los míos. Fragilidad descrita en miradas fortuitas que se encriptan en mi alma. Mi cuerpo se derrite y colisiona, destellos profundos.
El sueño por fin derrota mi cuerpo y mi mente, es hora de comenzar a entender cada segundo vivido. Una vez más mi piel ha comenzado a renovar su estado natural y comienza a mutar a un nuevo estado natal. 



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