sábado, 29 de junio de 2013

Traslación

Todo comenzó de pronto, me encontraba con mis amigos celebrando un evento poco usual, la nada, la nada nunca es celebrada y es el evento más común entre nosotros los seres humanos. Tomamos el auto y nos vamos a celebrar, llega un hombre que viste formal y Rosaditas que llegan en momento oportuno, su tiempo de celebración se ve reducido. Mis acompañantes ya estaban conmigo, y comenzamos a celebrar, habían muchos más a nuestro alrededor pero cuando nosotros estamos juntos, ya nadie existe. La alegría fue parte de nosotros y el ambiente trasciende en tragos, nuevos entes llegan a relegar a los otros, Nela y Manu se unen y los demás se alejan prontamente, la tarde sigue su rumbo y nuestras conversaciones cambian repentinamente, comenzamos a imaginar. Imaginamos rumbos desconocidos y países que no existirán jamás, frente a nosotros dos personajes místicos, no logramos entenderlos completamente, nos observan detenidamente con cara de deseo, nosotros sólo pensamos en ellos como una inspiración a la trascendencia de tópicos, nadie los desea. Llega mi turno de retirarme y llegar a casa a prepararme para la noche que aún esperaba por mi. Me siento ya encendido y estimulado, la noche espera por mi, y yo con ansías extasiado.
Comienza mi camino, unos ojos curiosos me observan, su boca me dice que a la vuelta estará esperando por mi, su cuerpo también está extasiado, mi cuerpo por el contrario ya tuvo suficiente, no quiere seguir reciclando.
Manu me espera con brebajes indicados, a esas alturas el frío podía penetrar mi cuerpo. Isa y prima esperaban por nosotros, nos dirigimos por fin al último destino de la noche.
Una reunión sin asistentes, nosotros ya nos encontramos con alegría en nuestros cuerpos, el ambiente no. Pronto llegan más invitados, nosotros a esas alturas ya estábamos invitando a nuevos inquilinos, enviando amor a través de mensajes confusos, palabras se mezclan, sonidos extraños, besos perversos, manos mágicas, poleras que vuelan, cuerpos que se teletransportan, brebajes gratuitos, miradas de reconocimiento, canciones del pasado, del presenta y el futuro, y yo, yo creía que podía volar, podía tocar las estrellas. Las mesas a esa altura eran propicias para entretener a los demás, bailes exóticos eran una performance exquisita, el cinturón un excelente látigo, los besos continuaban su proceso nocturno, y yo aún creía que podía volar. 
Los horas eran eternas, todo se consumía, todo se acababa, nada podía durar, mi deseo sexual se extinguió al instante, la noche debía acabar.
Nuestro retorno fue confuso, los besos continuaban, las manos aún eran mágicas, la alegría aún era parte de nosotros, cuando llegamos a nuestro destino las cobijas se apoderaron de nosotros, es hora de acabar el viaje y comenzar a soñar.

martes, 25 de junio de 2013

Francisca y yo

Un día frío, mis pies se congelan, llego a casa y me recuesto con millones de  plumones y simulo un día de lluvia. Observo atento a los niños jugar, y me extraño.
Observo con atención quien solía ser, cuantos colores tenía, colores que han ido lentamente tornándose más grises, menos intensos, pero no por eso menos yo.
Una ventana empañada a mi lado, y escribo, como las primeras frases en inglés que solía escribir, I love you, sin saber que algún día realmente las dedicaría con amor. Tantas frases en las ventanas. Francisca y yo pasábamos horas escribiendo mensajes ocultos en las ventanas, hasta que llegaban nuestros amigos y leían parte de ellas, nosotros avergonzados salíamos corriendo para que nadie nos encontrara y se riera de nosotros.
Francisca es mi prima, que en realidad se crió prácticamente como una hermana. Éramos inseparables, eramos dos y uno, dos en uno. Habían muchos más entes que nosotros, pero nosotros de alguna manera lográbamos destacar y éramos jefes y señores. Cuánta inocencia en aquellos juegos; tombo, chola, caballito de bronze (todos juegos sureños juancho). Y siempre éramos ella y yo los que imponíamos las reglas, los que abríamos los ojos, los que decidíamos que hacer, como sentirse, hasta teníamos un nombre de grupo intergaláctico que no vale la pena recordar, estupideces infinitas. A veces aún me pregunto si realmente cambiamos tanto, mis colores no son los mismos, pero aún me río de las mismas estupideces, creo que puedo permanecer aquí.
Conocíamos todo de los otros, podíamos escribir sus biografías sin siquiera preguntarles, ellos nunca pudieron descubrirnos por completo, hasta el día de hoy continuamos como un gran enigma, incluso para nosotros. Muchas de sus biografías aún permanecen en mis cuadernos eternos, esos que tienen recuerdos de todos tus compañeritos de la básica que te escriben mensajes pensando que seríamos amiguitos por siempre, si tan solo hubiéramos sabido antes, quizás no hubiésemos escrito nada. Tengo también grabaciones de nuestras conversaciones, tan vacías y superficiales como nuestras creencias, biblias hechas de la estupidez humana, no me arrepiento, así fue que aprendí que significa no pensar.
Francisca y yo aún mantenemos contacto con ellos, algunos permanecen como amigos, otros,  se han perdido en el camino y aún no descubren que viven en la tierra, y no en marte.
La naturaleza era nuestro segundo hogar, la noche extensión de nuestro día, y el amor, cada uno compartía sus penas con el otro, aconsejándonos y llorando juntos, fue ella la primera en enterarse cuando perdí mi virginidad, para mi no fue un gran detalle, al parecer para ello lo fue, llanto y abrazos recibí, ella estaba triste, yo entregaba mi cuerpo a un amor jamás correspondido, pronto lo sabría. Me acompañó en mi primer llanto de desamor, y luchó junto a mi contra nuestros enemigos, si era enemigo de uno pues lo era de los dos. Éramos castigados juntos, éramos premiados en conjunto. El primer cigarro fue compartido, el primer vaso de cerveza, y una primera pelea. Cuánto extraño a Francisca, ella ahora pololea y se enamora cada día más, yo estoy solo y cada día me doy cuenta de cuán sólo estoy.
En ese momento yo brillaba con mis colores orgulloso, hoy me apagué, ya no soy el mismo. Pero los mensajitos siguen siendo los mismos, acabo de escribir te amo, y una vez más, ese mensaje no tiene a quien ser dirigido, un mensaje vacío en palabras llenas sentimiento. Otro día seguiré recordando mis pasitos en la tierra, ahora es tiempo de dormir.

lunes, 24 de junio de 2013

Memoirs

Un rayo de luz irrumpe mi ventana a través de las cortinas, me indica que es hora de comenzar. Tomo mi bicicleta esperando no llegar tarde y poder hacer todas y cada una de las cosas que me he propuesto, de pronto Beruit me invita a viajar con "Postcards from Italy", y las memorias viajan más rápido que el viento, me detengo recordar.
Recuerdo un eterno verano, un amor olvidado, una felicidad imparable, amigos del pasado y del presente, fiestas, vasos y tragos, el campo y la playa, una fiesta imparable. Recuerdo partes y otras no, yo bailo con el viento y con la tierra, y el día sí era mío, los árboles, las flores, un puente colgante, y cigarros. Cuanto amor en el aire, cuanta ignorancia que nos rodeaba, el mundo era nuestro y nosotros del universo, hasta el día de hoy la ignorancia persiste, amor por el desconocimiento progresivo.
Una vez escribí una carta, esta canción me recuerda algunas palabras "jamás encontrarás a alguien como yo", jamás lo hará, porque nadie vivió su pasado como lo hice yo.
Se congelan mis labios y llega la tarde, la oscuridad, y debo volver a la universidad a terminar con mis deberes del día, y por alguna razón continúo sonriendo. 
Vuelvo a casa y mi camino es más largo, y observo con atención las caras, las hojas, los árboles, el camino, y sonrío, y continúo sonriendo. Los recuerdos continúan girando en mi cabeza, mi bicicleta me recuerda a la suya, un hotel, una piscina, una travesura, amigos, sonrisas, abrazos y palabras, palabras que alguna vez fueron promesas, hoy ya no son nada.
Me siento en la cama, y pienso, y escucho, y proceso, y me abrigo. Una llamada rompe el silencio, una conversación la monotonía, y un café el frío, y una vez más sonrío. Una voz y yo continuamos el paseo al pasado, un teléfono y un amor, un cuaderno y un amor, una entrada y un amor, un campo abierto y un amor, una bicicleta y un amor, un camino y un amor, una playa y un amor, por Dios, cuanto amor, cuanto camino, cuanto se olvidó. La llamada de se acaba, los recuerdos se agotan, pero el amor, ya se fue, mi vida continúa y el frío se apodera de mi, mañana será otro día.

Vacío

Hoy camino por las calles de Valdivia con un sentimiento de vacío, hoy fue un día extraño, he vaciado mi interior y callado mis emociones, no hay voces ni malos sentimientos ni buenos sentimientos ni expresiones, no hay nada, me sentí aterrado por un momento. Cuando uno camina siempre hay una voz pequeñita y casi imperceptible, que nos dice que hacer, como sonreír, hacia donde mirar, como sentirnos, lo sé, todos convivimos a diario con esa voz tortuosa casi invisible, nadie la nota, hasta que se va, y hoy ella se fue, y me sentí aliviado.
Las calles se encuentran llenas de personas, llenas de entes, llenas de almas, y yo con un libro en mi mano, el libro hasta el momento me llena más que las personas, ellas no tienen ningún propósito ahora, yo y mi libro estamos bien, el me cuenta historias, me llena de memorias infinitas e imaginación fortuita, ya somos uno.
Un nuevo ente ha abierto otra puerta de mi alma, me ha descubierto al desnudo, me ha entregado una pieza que en mi faltaba, y ahora no sé que hacer, no sé a quien concurrir, quedé solo y vacío, sin preocupaciones ni voces que me digan que hacer, he quedado aquí, sin saber quien ser ni como ser. Camino lentamente, observando el vacío, entendiendo el vacío, algo en mi se quebró, o debo decir arregló, me siento alguien en medio de robots, eso es lo que siento, ya no hay nada que me dirija.
Días maravillosos, noches enteras de palabras inconcretas, emociones desbordadas sin contención alguna, un sentimiento en desarrollo, todo llega a su fin, y yo, yo continuo mi vida y el tiempo continúa y avanza y arrasa. Tomo mi cámara y comienzo a retratar mi exterior, los árboles, el viento, el frío, y la luna, ella por sobre todo parece vacía y solitaria. Observo su luz y su sombra, impávida y desbordante en el cielo finito, imponente y decidida, me ilumina en medio de tanta oscuridad, luz que reflecta en el lago, luz que reflecta en mi, luz que reflecta en mi vacío.
He aprendido, he entendido, he analizado, he expresado, y ahora, la nada. La luna y yo continuaremos solitarios hasta llegar el siguiente eclipse, él nos brindará respuestas.

lunes, 17 de junio de 2013

Mi madre y la Violeta

La vida entera me la pasé admirando las estrellas solitarias que brillan en el cielo, vacías, deslumbrantes  pero vacías. Esas estrellas causaron por mucho tiempo impacto en mi, pero un día me puse a pensar, y pensé, y pensé, y me aburrí de buscar una explicación y un porqué, entonces decidí encontrar algo más. Me encuentro entonces con la Violeta Parra, hermosa su música, yo era pequeño y ya me transmitía un espíritu conocido, me transmitía esa energía a la que estaba acostumbrado, me rodeaba, y yo cantaba y bailaba sus tonadas.
Recuerdo que en octavo básico me llevan a ver un reportaje sobre su vida en el teatro Lord Cochrane en Valdivia, que hermosa y trágica su vida, nación con alma luchadora pero con un ambiente frágil, un ángel a mis ojos, una luchadora de la vida, algo que yo ansiaba ser pero que nunca he sido, y lo lamento.
Crecí con este ejemplo de vida, tremendo ejemplo, y comencé a leer y a investigar y entender, y encontré lo que necesitaba, mi madre. Por mucho tiempo busqué lo que tenía a mi lado, mi madre, una luchadora de la vida, una mujer a la que yo personalmente (si fuera Dios) la hubiera hecho nacer mucho antes, ella si que sabe como luchar.
Mi madre sonríe cuando nadie más lo hace, me entrega fuerzas, y pelea por lo que cree, daña con sus palabras cuando debe, y es nuestra amuleto, a ella yo y mis hermanos recurrimos cuando la desesperanza nos inunda, ella nos saca a flote. Mi madre alejó a todo aquel que pudiera derrumbar su espíritu luchador, mu padre fue uno de ellos, un ente vacío y sin alma, él nació vacío, me da pena por él.
Mi madre no hace arte como Violeta, pero si lucha como ella, ella derrumba a quien debe, y convence también cuando lo necesita, mi madre ve con optimismo la vida, su risa es contagiosa y su alegría permanente, yo sólo puedo intentar ser como ella. Todos dicen que su sonrisa la heredé, espero haber heredado su espíritu de justicia social, su ímpetu, algo de ella. Cuando mi madre cocina, lo hace con el alma, todo aquel que prueba lo que ella cocina sonríe de placer, ella ha logrado su cometido, ella entrega un poquito de su alma. Ella me avergüenza y yo la quiero, mi madre me reta y yo la quiero, peleamos y yo la quiero, yo siempre la quiero. Mi madre llora y me hace llorar, ella ríe y me alegra el día, mi madre es como pocas, ella destaca, ella lucha por las personas que siente que debe luchar, y muchas de ellas lo agradecen hasta el día de hoy, el día de su muerte espero que estén ahí.
La Violeta encontró muchos enemigos en el camino, y era muy agresiva cuando sentía que debía, peleó batallas por otros y cometió errores pero se levantó, mi madre también la admira, aunque irónicamente sus credos políticos son distintos.
Yo admiro a mi madre, yo amo a mi madre y se lo repito todos los días, yo espero ser como mi madre y trabajo a diario por ello, como Violeta mi madre espera muchas cosas de nosotros, y las quiere ya, pero nosotros no somos súper-humanos como ella, ella es mi reina, ella nos conquista todos los días, por eso la amo. 

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