jueves, 24 de marzo de 2016

Reconociéndome

Desperté de madrugada, en mi pecho sentí un sonido que se apresuraba a salir por la boca. Mis cuerpo tenía vida propia. Me apresuré a ponerme de pie, abrir la cortina para iluminar un poco la pieza oscura, y dejar entrar la luz de luna.

Analice cada movimiento, cada suspiro. Sentía algo nuevo que se movía dentro mi propia garganta, sin ser capaz de construir a cada vocal y consonante aquello que me había despertado tan abruptamente.

Sentía la noche pesada, las estrellas brillar a los lejos, mientras a ratos desaparecían para volver a aparecer. La oscuridad dejaba de reflejar su abominación, en vez, la luna iluminaba distintos lugares, entre los que podía volver un árbol y un perro durmiendo bajo su alero.

Bajé y me preparé un café. Siempre es bueno ser capaz de beber algo en la noche cuando el sueño simplemente decide desaparecer por completo.

Mientras subía la escalera, comencé a repasar en mi cabeza el día. En el estaba el trabajo, mis alumnos, mis compañeros de trabajo, mis amigos, mis compañeros de danza y panqueques. Conversaciones de viajes futuros y planes de fin de semana. 

De pronto, al sentarme frente el computador, decido darle play a canciones preferidas. Las escucho mientras lentamente meneo mi cabeza a su ritmo, y me preparo a recostarme en la cama. En el camino me permito relajarme un poco mas y me recuesto en la alfombra, se siente mas reconfortante que la cama en este momento.

Es entonces que me golpea una vez más aquel ruido. Era un suspiro profundo, como si viniese del alma. 

He pasado semanas vaciando aquellos pensamientos, sentimientos, emociones y recuerdos. Y me encuentro aquí, en blanco, en negro y gris. No entiendo mucho, sé muy poco, y siento nada. Miedo.

Escucho una canción sin pensar en el dolor, en la alegría ni en el perdón. Bebo la taza de café sin pensar en un otro, en un momento, en una situación. Pongo mis pies sobre el suelo frío sin sentir necesidad de mañanas, ni recuerdos del ayer. Miro mi cama sin llorar el vacío, sin extrañar el todo. Siento nada.

Querer es poder, pero yo no quiero nada. Me siento yo cuando camino en la calle sin tener que sobre utilizar el cerebro, más que recordar hacia donde voy y como hacerlo. Beber una copa de vino sin tener que exponerme al escrutinio público por miedo a contar una historia de amor nunca contada. Despertar en la noche sin necesidad de ver el celular por miedo a no haber dado las buenas noches o enviar una foto en medio de la noche para decir que extraño.

Mis recuerdos son bellos, otros horrendos, otros penosos y alegres: agridulces. Pero ya no me afectan. 

Puedo conversar y ver a la cara sin sentir que oculto algo. Puedo sentir la soledad siendo parte de mi, pero sintiéndome conforme con ella y sus derivados: almuerzos preparados por mi, degustación de vinos, desayunos en compañía de un libro, tardes de fotografías en solitario, piel que sólo siente el roce de las sábanas.

Se siente raro permanecer en un estado de silencio sin que una voz interior boicotee tu paz. Se siente muy raro permanecer inmóvil por un momento muy prolongado sin ser interrumpido por movimientos involuntarios del celular. Se siente raro, pero se siente bien, se siento yo, siendo yo, actuando como, aprendiendo de mi.


miércoles, 2 de marzo de 2016

Miércoles 02 de Marzo de 2016

Miércoles 02 de Marzo. Dos meses y dos días en lo que va del año. 62 días desde que decidí comenzar de nuevo.

Días de pérdidas, de reencuentros, de encuentros y desencuentros. Días de rabia, pena, alegrías y odio. No sé hasta que punto sentí cada emoción, no sé hasta que punto me afectaron, pero aquí estoy, Miércoles 02 de Marzo de 2016.

Semanas de libertad y oposición, de entrega y recibimiento. He pasado unos días increíbles re-descubriéndome, y he pasado los días más terroríficos re-encontrando miedos y odios ocultos bajo la vanidad de mi ser. Superficialidad y espiritualidad juntas y unidas.

Perdí muchas cosas que jamás pensé perder. Gané cosas que jamás pensé obtener. Todo lo regalé.

Me propuse vivir todo aquello que no me había permitido por más de 20 años: penas, alegrías, blablabla. Todo ello con una sola condición; que sea todo a full.

He pasado 2 meses y 2 días vacíando el interior. Recordando cada evento importante en mi línea de tiempo. Llorando cada pena que dejé sin tocar. Riendo cada alegría que con reserva disfruté en el pasado. Escribí todo en papel. Grabé todo en cinta. Pegué todo en cuaderno. Leí todo en mis memorias. Todo hasta que no quedó nada.

Miércoles 02 de Marzo de 2016. Estoy listo para volver a comenzar.

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