Reminiscencia

La lluvia no ha parado de caer, y con ella los aromas, las canciones, los paseos, la vida, todo fluye y se detiene, todo me entiende, mi alma se siente iluminada.

He querido atardecer con el día, y amanecer con mis ideas, pero yo me quedo quieto, permanezco en  constante estado de alerta, de amor, de entendimiento, yo y el mundo nos hemos convertido en uno.

Mi madre tierra me ha comprendido, me ha entregado las herramientas, me ha solicitado sin preguntas, porque sabe, ella sabe que los recuerdos me rodean, me componen, y yo creo, yo utilizo mi alma como un pincel, como un lápiz, como una paleta de colores, porque eso es lo que soy, un creador, una fuente de ideas, un amante.

No tengo un amor, no tengo un deseo, yo sólo espero que el viento me lleve al final, y mientras vivo peligrosamente, salvajemente, me divierto y vivo rápido.

Interpreto cada palabra, cada olor, cada color, cada vivencia, y creo que la madre tierra me ha entregado la confianza que perdí una vez, me entrega un amor propio que había olvidado, que dejé enterrado por mucho tiempo.

Lágrimas corren por mis ojos al escribir, son lágrimas de alegría porque me encontré, dejé de buscar lo que no necesitaba, y me entregué al mundo, al universo que me ilumina cada mañana y me bendice, me ama, me entiende, me compone.

Soy una composición divergente, dinámica y llena de colores. Me he excedido en el arte de apreciar, ahora voy más lejos, ahora la lluvia y yo somos uno, es hora de comenzar a crear recuerdos nuevos. 

Pasado

Un cambio, una vida, una pena, un deseo, un camino que he tomado y que ya no lamento.

Tristezas que han quedado en el pasado, eventos únicos en el tiempo olvidados, todo apostando en el cemento.

Una crisis substancial, un sonrisa evidencial, un sujeto rescatando los recuerdos, un dolor.

Sombras que quedan atrás sin remedio, el viento es fuerte y se escriben en el epicedio, yo me privo del color.

En blanco y negro permanezco llano, nuevas formas se han desatado en mis manos, un nuevo atardecer.

El sol se oculta a lo lejos, se esconde detrás de los espejos, hasta que el cielo comienza a palidecer.

Un eterno enigma rodea mis besos, soplando afuera a los cuestionados traviesos, agravando el ser.

Un fin último termina enterrado, un último recuerdo siendo alabado, y un dolor, un dolor queda aún por ver.

Un camino que recorrí

Algo en mi ha sido liberado, algo encubierto, algo que explotó en al infinito, se abrió al universo, y ya no quiere volver a ser.

Me siento poderoso, indeciso, invencible, con ganas de asesinar al destino, no puedo resistirle,  no quiero detenerme, no espero que pare.

Busqué por tanto tiempo lo que creí necesitar, me preparé tanto tiempo para aquello que pensé necesitar, me mantuve atento a aquello que pensé querer, pero jamás pensé que lo tuve durante todo este tiempo.

Las luces de la ciudad me han detenido y me han hablado, me han enfrentado en este tiempo, me alumbraban el camino y susurraban el destino, pero yo y mi bicicleta eramos uno, no quise detenerme a escuchar, hablar es una perdida de tiempo. Y así pasé meses, enfrentándonos a la lluvia que despejaba mi camino, al viento que me cubría del calor, a la luna que reflejaba mis temores, a las estrellas que disimulaban mi soledad, y ese silencio que hablaba más fuerte que las luces, ellas si tenían una verdad, yo vivía una mentira.

Ahora entiendo todo, algo en mi entiende y comprende, ya no vivo en agonía de ignorancia, ahora sé, ahora conozco, ahora alborozo a la eternidad que espera, que agoniza, que evidencia mi verdad absoluta, ya no sé como detener mi vida.

Diferenciación y translación

Existes y luego no, apareces y te desvaneces, le existencia no existe, la permanencia no existe, las formas no son siempre las mismas, te conocen y luego no.

Las entes se diferencian no solo en forma, sino en diseño, existen millones y pocos, demasiados y en disminución.

Existen los entes que buscan constantemente el placer y destruyen lo necesario a su paso, aquellos que envuelven y manejan las condiciones existentes para poder obtener placer.

Hay otros que complacen a los demás, que buscan la satisfacción a través del reconocimiento. No perduran en el tiempo ni permanecen mucho tiempo diseñados de la misma forma.

Hay otros en cambio que observan, participan pero no existen ni encajan, la soledad es su mejor aliado.

Azabache

Zapatos mágicos, velas eternas, cenizas permanentes, miedos remanentes. Un corazón se acongoja, un sentimiento que explota, la noche cubre las palabras y los sentimientos salen y descansan por un momento, o dos.

Una ciudad entera descansa. las estrellas duermen por primera vez, y la luna fiel compañera de mis noches, permanece distante, y pienso, pienso y pienso, y quiero destruir. 

Los estados atentos a mis ojos permanecen y esperan, las palabras ya van a salir, van a dejar de disimular, y comenzarán a tentar. Una vez más el silencio se ve vislumbrado e invisible, y las inseguridades toman control, la noche permite desatar furias y emociones encapsuladas, fluye y sangra la luz, el azabache tizna las sábanas, y la inquietud me levanta de la cama, es hora de hablar.

Una silla en medio de la habitación compone un cuadro, y mientras la composición se retrata, mis palabras emergen y relatan un secreto.

Mis inseguridades una vez más me levantan, me desnudan, en medio de la habitación, me vuelvo vulnerable, quedo sin palabras, ellas me juzgan frente a frente, las mentiras se han acabado; yo he acabado.

Los objetos son alejados de mi, quedo sin defensa, sin mis colores, sin luz, sin oscuridad, sin nada.

El juicio emitido me torna gris, me dejan descansar, hoy será una noche larga, las mentiras y la incertidumbre oscilan mi caminar, mi infalibilidad falla, me he vuelto vulnerable una vez más.

Serenidad

Y vuelve como se ha ido, de pronto, ese sentimiento extinguido entre los sueños, vívido en recuerdos, y una vez presente en mi vida.

Siento que el tiempo es nada, y lo es todo. Un océano calmo me acompaña día a día, siento paz, siento soledad y silencio, y me encanta.

No estoy seguro de donde provino, no estoy seguro hacia donde se dirige, ni donde acabará, y no me interesa, no quiero saber.

No estoy seguro si llegó en una noche, o en un día, y abrí la puerta y ahí estaba, esperándome, asintiendo, entendiendo, y sin palabras, llegó.

Mis pasos una vez más se cansan, se detienen, puedo observar el cielo y entenderlo, puedo esperar a que las hojas caigan y preguntarles su paradero, puedo incluso alejarme junto al río y seguir su flujo, este nuevo aire me impregna, me regocija, me entiende y pretende.

Las calles en Valdivia se extienden al infinito, ya no tienen salida, y son eternas, y yo mucho tiempo para recorrerles y para enfrentar desafíos mayores.

La oscuridad ya no es un problema, la música me defiende de posibles, y la serenidad cubre mi camino de paz.

Emerge un nuevo signo de exclamación, y me encanta, puntos suspensivos.............