jueves, 30 de mayo de 2013

Reminiscencia

La lluvia no ha parado de caer, y con ella los aromas, las canciones, los paseos, la vida, todo fluye y se detiene, todo me entiende, mi alma se siente iluminada.
He querido atardecer con el día, y amanecer con mis ideas, pero yo me quedo quieto, permanezco en  constante estado de alerta, de amor, de entendimiento, yo y el mundo nos hemos convertido en uno.
Mi madre tierra me ha comprendido, me ha entregado las herramientas, me ha solicitado sin preguntas, porque sabe, ella sabe que los recuerdos me rodean, me componen, y yo creo, yo utilizo mi alma como un pincel, como un lápiz, como una paleta de colores, porque eso es lo que soy, un creador, una fuente de ideas, un amante.
No tengo un amor, no tengo un deseo, yo sólo espero que el viento me lleve al final, y mientras vivo peligrosamente, salvajemente, me divierto y vivo rápido.
Interpreto cada palabra, cada olor, cada color, cada vivencia, y creo que la madre tierra me ha entregado la confianza que perdí una vez, me entrega un amor propio que había olvidado, que dejé enterrado por mucho tiempo.
Lágrimas corren por mis ojos al escribir, son lágrimas de alegría porque me encontré, dejé de buscar lo que no necesitaba, y me entregué al mundo, al universo que me ilumina cada mañana y me bendice, me ama, me entiende, me compone.
Soy una composición divergente, dinámica y llena de colores. Me he excedido en el arte de apreciar, ahora voy más lejos, ahora la lluvia y yo somos uno, es hora de comenzar a crear recuerdos nuevos. 

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