lunes, 17 de junio de 2013

Mi madre y la Violeta

La vida entera me la pasé admirando las estrellas solitarias que brillan en el cielo, vacías, deslumbrantes  pero vacías. Esas estrellas causaron por mucho tiempo impacto en mi, pero un día me puse a pensar, y pensé, y pensé, y me aburrí de buscar una explicación y un porqué, entonces decidí encontrar algo más. Me encuentro entonces con la Violeta Parra, hermosa su música, yo era pequeño y ya me transmitía un espíritu conocido, me transmitía esa energía a la que estaba acostumbrado, me rodeaba, y yo cantaba y bailaba sus tonadas.
Recuerdo que en octavo básico me llevan a ver un reportaje sobre su vida en el teatro Lord Cochrane en Valdivia, que hermosa y trágica su vida, nación con alma luchadora pero con un ambiente frágil, un ángel a mis ojos, una luchadora de la vida, algo que yo ansiaba ser pero que nunca he sido, y lo lamento.
Crecí con este ejemplo de vida, tremendo ejemplo, y comencé a leer y a investigar y entender, y encontré lo que necesitaba, mi madre. Por mucho tiempo busqué lo que tenía a mi lado, mi madre, una luchadora de la vida, una mujer a la que yo personalmente (si fuera Dios) la hubiera hecho nacer mucho antes, ella si que sabe como luchar.
Mi madre sonríe cuando nadie más lo hace, me entrega fuerzas, y pelea por lo que cree, daña con sus palabras cuando debe, y es nuestra amuleto, a ella yo y mis hermanos recurrimos cuando la desesperanza nos inunda, ella nos saca a flote. Mi madre alejó a todo aquel que pudiera derrumbar su espíritu luchador, mu padre fue uno de ellos, un ente vacío y sin alma, él nació vacío, me da pena por él.
Mi madre no hace arte como Violeta, pero si lucha como ella, ella derrumba a quien debe, y convence también cuando lo necesita, mi madre ve con optimismo la vida, su risa es contagiosa y su alegría permanente, yo sólo puedo intentar ser como ella. Todos dicen que su sonrisa la heredé, espero haber heredado su espíritu de justicia social, su ímpetu, algo de ella. Cuando mi madre cocina, lo hace con el alma, todo aquel que prueba lo que ella cocina sonríe de placer, ella ha logrado su cometido, ella entrega un poquito de su alma. Ella me avergüenza y yo la quiero, mi madre me reta y yo la quiero, peleamos y yo la quiero, yo siempre la quiero. Mi madre llora y me hace llorar, ella ríe y me alegra el día, mi madre es como pocas, ella destaca, ella lucha por las personas que siente que debe luchar, y muchas de ellas lo agradecen hasta el día de hoy, el día de su muerte espero que estén ahí.
La Violeta encontró muchos enemigos en el camino, y era muy agresiva cuando sentía que debía, peleó batallas por otros y cometió errores pero se levantó, mi madre también la admira, aunque irónicamente sus credos políticos son distintos.
Yo admiro a mi madre, yo amo a mi madre y se lo repito todos los días, yo espero ser como mi madre y trabajo a diario por ello, como Violeta mi madre espera muchas cosas de nosotros, y las quiere ya, pero nosotros no somos súper-humanos como ella, ella es mi reina, ella nos conquista todos los días, por eso la amo. 

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