martes, 20 de agosto de 2013

Un día yo tuve un gran amor

Un día yo tuve un gran amor, una hora, dos días, tres semanas, cuatro meses, cinco respiros, seis palabras, siete encuentros, ocho lágrimas, nueve años.
Un día yo tuve un gran amor, de esos amores que las películas prohíben, de esos amores de libros de cuentos, de esos que nadie quiere olvidar. Fuimos un amor fugaz, yo existí siempre, siempre existimos, pero siempre por separado.
Un día yo tuve un gran amor que llenaba cada espacio de mi cuerpo y del alma. Cada palabra emergía con más poder, cada cuaderno era suyo, los poemas que emergían con lentitud desde una oscuridad ciega. Yo fui todo, los dos fuimos todo, separados eramos nadie.
Un día yo tuve un amor de esos de televisión, un amor tan grande que se quedaba fuera del corazón. El sentimiento era tan grande que pasaba horas engendrando planes hasta el cielo, llenando hojas y hojas de palabras que jamás serían escuchadas. Sus palabras era preciadas, los contornos de su cuerpo eran perfecto y se ajustaban al mío con facilidad infinita. Yo era una obra de arte del amor, la magia era parte de mi ambiente, las sonrisas, las creaciones y la naturaleza. 
Un día yo tuve un gran amor que la naturaleza y yo cuidamos por años, nueve años para ser exactos. Sinceridad absoluta en cada segundo, canciones que emergían desde lo más profundo de mi, inspiración divina. Sus ojos eran inmensos, profundos y engendraban una red de seducción total. Su sonrisa tosca y verdadera, alegraba mi día, mi noche, mi tarde y mi mañana, cada segundo era preciado para amar.
Un día yo tuve un gran amor que nunca me amó, todo era perfecto, yo siempre le amé con un inquebrantable ímpetu, tediosos, meticuloso, metódico y apropiado. El amor siempre estaba ahí, siempre quería más, exigía sacrificios más allá de lo divino y lo terrenal, yo intenté dar todo por mucho tiempo, pero aún así, todo nunca fue suficiente, hasta que se fue y nunca más volvió.
Un día yo tuve un gran amor que desapareció, se desvaneció en la neblina matutina, se fue a volar por el norte, y no quiso volver.
Un día yo tuve un gran amor que se perdió en la inmensidad del mundo, cambió su nombre, sus ojos, sus labios, y se casó con la oscuridad; yo aún le busco para despedirme.
Un día yo tuve un gran amor, jamás lo voy a olvidar.



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