sábado, 3 de agosto de 2013

Estados dispersos

Un ente, una noche, un poema y una canción, todo organizado de acuerdo al itinerario de la vida, sin paciencia. Creo avanzar con el tiempo, la soledad se hace cada vez más duradera, aquél estado en el que me he inmerso tantas veces antes, y de el que he luchado por egresar con honores, pero al parecer es mi estado natural, los demás lo perciben, ya me conocen, pueden analizarme con sólo observarme, para ellos siempre seré alguien, pero nunca su alguien, yo soy yo y yo y yo, una relación avanzada. 
Desconozco todo compromiso, incentivo con una fuerza tiránica el deseo de avanzar, en solitario, una pieza musical única y sin sentido, una camino que ha sido forjado por años de desconocimiento de bases sociales retóricas, banalidades.
Esta noche encuentro nuevas palabras, nuevos sentimientos emergen, nuevas canciones que llenan esos pedacitos de alma que aún se encuentran divagando por retornos. Mi cuerpo y yo nos entendemos, y comprendemos a los demás, lentamente comienzo a entender el proceso inerte de la libertad, un concepto tan abstracto, tan desconocido, tan falto de análisis, que me pierdo e intento continuar.
Una invitación simple desató en mi un sentimiento de encanto, un encanto tan abstracto y complejo que fue analizado y comprendido en un lapso de tiempo tan largo que tuve que detenerme en muchas estaciones. Un sentimiento con el que me reencontré después de mucho tiempo en receso, en estados perturbados, una señal después de mucho tiempo. Un sentimiento ajeno me invadía, y decidí aceptar un reto mayor al dispuesto, creí poder cumplir cada meta con devoción, con agonía, pero no fue así. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, todo pudieron observar con exactitud mi latitud desenfada, una máscara que he utilizado por tanto tiempo que se ha hecho parte de mi, de mis telares imposibles, soy un trozo de arte que ha buscado por mucho tiempo ser incomprendido para poder tener un valor mayor al otorgado, sobrevalorado desde cada ángulo que pueda analizar, un estúpido que encontró en aquellos números ausentes de mi vida una respuesta a mis preguntas.
Mi cama protege, el itinerario ha finalizado, las dudas disipado con exactitud, la magia se ha sumergido tan profundamente que la ilusión se puede entender desde lejos, el cambio es inminente. Me he perdido por mucho tiempo en una lucha sin sentido. El abandono no es total, aún me encuentro en mi mundo con la paz con la que comienzo cada día.

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