miércoles, 17 de julio de 2013

Juntos

Creación infinita, sabiduría basta, experiencia finita, una mezcla inexacta, un momento, un minuto de silencio que deja de existir, y sólo eres. 
Miles de rostros observan atentos, a mi lado solo melodías, un camino largo y distante, un monstruo gigante que me observa desde las alturas, lo fotografío y me invita a conocer sus colores, yo los observo y me detengo otro minuto, el río fluye con mis pensamientos. 
Miles de ellos, sentados, observando, criticando; yo, melodías, y un camino. El cielo se torna rosa, un amor desperdiciado que sube lentamente, la soledad me observa con ansias, siempre se encuentra junta a mi, yo no puedo resistirme.
Recuerdo ojos, labios, palabras, dos cuerpos y una figura aunada; pero aún así, no puedo resistirme y me dejo tentar por la soledad, me alejo y se queda ahí, todo el amor desaparecería algún día, me excusé en reiteradas oportunidades, ahora se que es un problema.
Un sonido intermitente en mi cabeza, una y otra vez, su voz, me relata mis decisiones, mis errores, ahora lo veo, me inundan el cuerpo hipotérmico. Recorro el mundo lentamente, armas poderosas poseo, pero las utilizo una y otra vez en mi contra, jamás he disparado en contra de otros. Mi miraba como si me conociera de toda la vida, sus palabras eran las mías, sus miradas eran reconocidas, su cuerpo y el mío eran dos pedazos de un puzzle en construcción constante, todo era perfecto, una creación infinita, pero lo arruiné. 
Mirar al universo con un cigarro y la luna, sus manos eran las mías, mis errores eran un cuento que debía ser olvidado, pero yo tenía miedo, yo tuve miedo, yo tengo miedo, yo tendré miedo, tiempos verbales que conjugan mi ser, con miedo.
Regreso lentamente, tengo miedo de tropezar con más recuerdos, pero las lágrimas no se dejan esperar, ellas siempre están ahí esperando la oportunidad perfecta para entregarse al viento, el frío las congela, como una vez yo congelé el corazón. No sé cuando tomé esa decisión, no volver a entregarme por completo nunca más, quizás fue, si lo sé, si fue.
Un cable sostiene mi regreso, un triángulo que promete entender mi camino y guiarme, miles de rostros que vuelven a observar, lentamente avanzo hacia el fin del camino, como una banda, el río y el cielo crean un universo lejano y un retrato hermoso, intento fotografiarlo, y lo hago, pero la fotografía no logra capturar lo que siento por dentro, está vacía.
Los pensamientos juegan frente a mi cuerpo, corren y saltan y hablan fuertemente, los demás no pueden escucharlos, lamentablemente no pueden. 
Al volver, un camino más certero se presenta, tengo miedo, tengo frío, y de pronto, nada. Un extraño sentimiento de culpa me rodea, todo lo que he hecho está aquí, toda la maldad esparcida, todo el desamor, el sufrimiento, los juegos, todo el mal, en mi cabeza por un segundo, y por algunos minutos, sólo por un par de minutos eternos, puedo morir, quiero morir, pido morir, sin explicación, morir morir morir, todo está vacío y sin sentido, todo está descubierto, entiendo todo, el fin, la vida, todo.


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