lunes, 15 de julio de 2013

Estampidas

Observo a las personas, una tarde cualquiera se presenta con relativa normalidad. Mi bicicleta y yo hemos decidido dar un paseo por la ciudad. Amantes, amores, amigos, estudiantes, afligidos, hermanos, padres, y yo, todos avanzan, todos se mueven, todos sin excepción.
Observo con empatía a todos, intento entenderlos, intento ser ellos, pero mi prisa es mayor a mi curiosidad por entenderles del todo. 
Es difícil ser ciclista en Valdivia, nadie parece entenderte, los autos continúan, los peatones no te quieren en su lugar; no debería estar ahí, pero lo estoy.
Es tiempo de separarme de mi bicicleta por algunos minutos, debo avanzar hacia donde ella no puede llegar. 
Me posiciono detrás de una estampida de gente, y pienso en ellos, todo tan unidos, tan parecidos, tanto en común, y no se conocen, y probablemente jamás lo harán. Pienso en la originalidad como una corriente común estos días; todo el mundo intenta ser original, único e irrepetible, pero nadie lo es realmente. Entonces me pregunto, ¿qué es la originalidad?, me respondo inmediatamente: ¡NO EXISTE!, (por lo menos es esa mi percepción). Todos vestimos, todos vivimos, todos respiramos y comemos, aprendemos a hablar a través de la imitación, incluso nuestra forma de reír, los estilos vacíos y los que provienen de contenidos universales, el cosmos, todo es repetido, reinventado y apropiado, nada es original. Hay quienes intentan entender el mundo de diferente forma, y lo logran, yo los admiro, son valientes, seguros y atrevidos, una mezcla unísona en disonía. 
Caminaba por las calles pensando en ello cuando veo una persona de color, todo el mundo lo miraba desde lejos, pero al acercarse bajaban la mirada, como si su color de piel les incomodara. Una persona sin una pierna pasaba de tienda en tienda feliz buscando su nueva adquisición, todos sonreían al verla, pero una vez que ella se alejaba, yo podía oír palabras que me herían incluso a mi, cuánta hipocresía en el mundo.
Permanezco inmóvil por un par de minutos, me permito re-evaluar mi destino. Me harté de esta estampida, me cansé de entender, es hora de retornar a casa.

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