jueves, 11 de julio de 2013

Dos días


Mi cuerpo permanece en calma, los ojos lentamente comienzan a despertar, por la cresta me quedé dormido. Prometí estar a las 9 de la mañana ese día en la universidad, tuve que tomar mi bicicleta y realizar el viaje mucho más rápido de lo esperado, que generalmente significa escuchar menos canciones de mi playlist, lo cuál ya me apesta. 
Llegué a la universidad 20 minutos, con muchas ideas en mi cabeza a causa de todas las ideas que brotan en mi cabeza una vez que mi viaje diario comienzan, historias, videos, canciones, poemas, películas, libros, pinturas, etc., todo tipo de expresiones con las que podría día a día plasmar parte de mi vida y los sucesos, no puedo permitir que estos recuerdos se desmoronen, no es justo lastimar tanto pasado, él también permanece conmigo omniscientemente. Todos los favores son devueltos y entregados personalmente, por fin mi día a finalizado y puedo comenzar a oscilar. 
Una cama fría y entretención creada a partir de ideas ajenas, acciones que postergan mi tarde. Recibo una llamada y una invitación que no me atrevo a posponerle, yo y mi hiperactividad necesitan salir.
Mi bicicleta, fiel compañera escapamos lentamente a la liberación total y parcial, dos términos que jamás deben entrelazarse en el tiempo cósmico real, han sido extendidos y derrocados, utilizados al mismo son. Recorremos parte de la ciudad junto a Manu para poder lograr el acometido de la noche, escudarnos en la alegría prestada para poder acceder a la oscilación determinada.
El tiempo fue un préstamo sin devolución, pero las palabras fieles amigas nos distrajeron de él. Nico por fin ha llegado a guiarnos a la última estación de la noche, cuatro paredes, cinco vasos, cinco personas, un cigarrillo, mucho alcohol, y otras pertenencias. Los secretos fueron parte de la velada, noticias y acuerdos, un viaje iniciado que no podía parar. 
Noche oscura, lluvia que cae y se desvanece, brebajes que encuentran una estancia segura, humo humo humo que sopla, el aire se lleva, mi garganta está seca. Sigue el viaje, el tren mantiene su ritmo, un pasajero más se entrega al tren, un sillón que habla de mas, una estación que cambia con el sonido de los heirz, de 440 a 432 para mantener el equilibrio natural con el universo, madre real y primera de la creación. Las palabras ya no se entienden, balbucear por hablar es como entender por comprensión. El cuarto cambia de de forma, está oscuro pues es hora de descansar, los inquilinos han huido de la pausa nocturna, nadie se quiere detener. Abro una vez más los ojos, otros me acompañan aún. Realizamos los deberes necesarios para poder terminar con el comienzo y continuar; un nuevo invitado se hace necesario, es invitado con dificultad, pero su transporte es encontrado con dificultad. Iniciamos un nuevo viaje cósmico, la alegría se apodera insensatamente del aire, imágenes proyectadas, diálogos eternos, caminos que llevan una eternidad siendo recorridos, recuerdos, canciones, pasado, presente, futuro, nombres, fechas, promesas, citas, fornicadores e impuros, por la cresta me perdí del centro.
Llega la hora de acabar el viaje y comenzar uno nuevo, mi bicicleta se hace necesaria. La oscuridad cubre la noche, un manto delante de mi se impone, pero no es suficiente, ingreso en ella y egreso intacto, he llegado al fin. 


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