lunes, 1 de julio de 2013

Trascender

La trascendencia es un proceso usual del ser humano, en algunos se encuentra presente durante el tiempo de vida, en otros llega cuando la vida se extingue; yo me encuentro en un proceso confuso, mi cuerpo y mi mente se encuentran en direcciones totalmente distintas, mi corazón, no hablemos de él, se encuentra en receso por decepción.

Tiemblan mis hombros cuando decido proponer, un escape sexual se torna propicio para el mes, ya me cansé de no ser por miedo a ser lo que tengo miedo a no ser. Por ahora, no más caricias sin sentido, no más sentimentalismo barato, mi mente por otro lado, aún en receso, se detiene, mi cuerpo no puede cohesionar acciones sin su consentimiento, me encuentro en espera.
Me encuentro en un momento que puedo divisar en mi pasado, una etapa de deseos promiscuos incansables, un erotismo puro, una sensualidad concedida por el deseo sexual que despierta la libertad oportuna, pero me detengo al momento de concretar.
Mi cama clama constantemente por placer, mi cuerpo se erotiza a cada palabra y sonido, pero el reciclaje parece no funcionar, decido concretar mis deseos con entes que me han producido la cantidad de luz necesaria para encender mi luz interna en previas ocasiones, pero me detengo, pues creo es tiempo de comenzar a ser iluminado por nuevas existencias.
Este es sólo un sentimiento diario, las decisiones se desvanecen con el paso de las horas.



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