lunes, 2 de septiembre de 2013

Cambio de piel

Estaba buscando una razón para poder mutar, para poder intercambiar el conocimiento del mundo con el mío propio, y de cambiar la piel y renovar las energías que quedan atrás, aquellas que se vuelven una carga al camino. Mis ojos cansados buscaban una razón para poder sonreír, para poder entender un sentimiento poco diáfano, un tanto distorsionado, muy disuelto en el tiempo. Al final de los días parezco haber encontrado algunas de las piezas que perdí en el camino.
Una celebración que permitía a mi cuerpo permanecer en un estado más catatónico que de movilidad absoluta, un par de invitados primarios y secundarios que embellecían cada segundo de la noche fría que me entregaba la ciudad sostenida por pilares de fiesta. Un cuento que se enredaba en mi oreja, un canción que nacía desde lo más profundo de mi garganta, la canto y el mundo se detiene, mi cuerpo encuentra su camino en la evidencia absoluta.
Los pasos me elevan por encima del agua, por encima de aquellos seres humanos atrincherados en un galón húmedo y vacío, el show ha acabado. Los personajes primarios me acompañan en mi hazaña nocturna, otros esperan por mi presencia, ya no somos los mismos.
Una espera que renueva energías, conversaciones que comienzan a tomar caminos sin recorrer, extrañados y sencillos, amor por la belleza del cuerpo. 
Años y amores, credos y estruendos, la lluvia deja de caer y estampidos de personas se escuchan en la calle, por fin es hora de seguir el camino. 
Invitaciones, agradecimientos, abrazos y palabras vuelan y se van, miradas discretas que dejan sentimientos inconclusos e invitaciones secretas y amadas. El tumulto una vez se hace parte de la noche. Manos que se entrelazan y descubren la libido que había permanecido oculta por horas eternas, los minutos pasan rápido y personajes nuevos llegan a cubrir y reemplazar a aquellos que se alejan. La noche llega a su término y mis deseos nuevos se acomodan en un lugar en el que puedan ser visibles por el resto de la re-estructuración.
La mañana llega con violencia, el sol cubre parte de mi calma taciturna, y despierto al día, buenos días día, buenos días sol.
Las horas transcurren con rapidez incansable, el resto de los planes no se hacen esperar.
Son cientos las formas en que la inmaculada verdad se presenta ante mi, elijo y pruebo y decido continuar, mi mente comienza a viajar con mayor velocidad que mi cuerpo. 
Diez, veinte, treinta nuevos personajes llegan a mi lado, risas e ideas y palabras y estamentos se presentan con tanta veracidad que es imposible compartirlos a todos, decido esconderme por unos segundos. 
Manos violentas y extasiadas me incitan a ser parte de un encuentro nocturno único, yo acepto la propuesta. Cuánta maravilla en el acto de romper reglamentos y estamentos establecidos por normas sociales crónicas, cuanto placer escondido tras cada luz que destella mi cuerpo. Mi cuerpo se funde entre la oscuridad infinita en la que me veo envuelto y los destellos de luz que se apropian de aquellos rincones mágicos de mi anatomía, pura excentricidad. Monitoreo los procesos múltiples y encandilo a los invitados espías. Todo es sonrisas y promesas, todo es secretos y complicidad, yo no soy yo sin ser tu conmigo, soy yo cuando la soledad y la oscuridad me funden, entonces mi estado ominoso recurre a mi y soy yo. 
Las líneas rectas y sin forma son expuestas ante la luz y la oscuridad, miles de miradas e invitaciones, yo acepto las diferencias y las reglas, yo entiendo y pretendo, yo encuentro y deshago, yo profeso.
La noche llega a su fin, y algunos labios encuentran su camino hacia los míos. Fragilidad descrita en miradas fortuitas que se encriptan en mi alma. Mi cuerpo se derrite y colisiona, destellos profundos.
El sueño por fin derrota mi cuerpo y mi mente, es hora de comenzar a entender cada segundo vivido. Una vez más mi piel ha comenzado a renovar su estado natural y comienza a mutar a un nuevo estado natal. 



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